Friday, September 10, 2004

Algo de su vida y muerte



Hubo un libro y un autor, "La Revolución Sexual" y Wilhelm Reich. Siquiatra y comunista, que dedicó sus últimos días a la investigación de una energía llamada por él orgono, que podría corresponder al prana o chi de indios y chinos.

Pero Estados Unidos de América era un país bastante conservador. El 10 de febrero de 1954, la FDA solicitó una orden prohibiendo el transporte de cajas de orgón a través de las fronteras interestatales. Reich se negó a comparecer ante la corte y la orden, que aún hoy sigue en vigencia, fue concedida. La FDA husmeaba en los alrededores de Orgonon cuando uno de los asistentes de Reich llevó un acumulador de energía orgónica fuera de Maine, violando la orden judicial.

Reich, que volvió a negarse a comparecer, fue detenido por desacato. Con insólita humildad, se limitó a reivindicar su derecho a "equivocarse sin ser colgado por ello". Oficiando de abogado de sí mismo, se declaró culpable y admitió haber ofuscado a la FDA, pero argumentó que lo había hecho por el bien superior de la humanidad. En Orgonon, ante la vista de la familia de Reich, el staff del laboratorio y el mismo Reich, que aguardaba su sentencia, la FDA destruyó los acumuladores y quemó todos sus libros.

En mayo de 1956 lo condenaron a dos años de prisión en la penitenciaría federal de Lewinsburg, Pennsylvania. Los psiquiatras de la cárcel no pudieron ponerse de acuerdo sobre la competencia mental de Reich, que murió de un ataque cardíaco en 1957, poco antes de ser liberado.

Para el autor de "La Revolución Sexual" el buen orgasmo representaba la salud del individuo, y Reich también llegó a pensar que representaba la salud de la sociedad.

A fines de los ‘20, ya instalado en Viena como un psicoanalista importante, Reich creó el movimiento pol-sex, que combinaba sus intereses terapéuticos con una política cada vez más de izquierdas. Empezó a trabajar en Viena, pero después de haber sido expulsado del Partido Socialdemócrata en 1930 a causa de su radicalismo sexual, se mudó a Berlín, donde se unió al Partido Comunista Alemán y trabajó activamente en el círculo psicoanalítico de izquierdas que incluía a Karen Horney, Erich Fromm y Otto Fenichel.

Para los parámetros contemporáneos, y aun para los actuales, las ideas pol-sex de Reich eran osadas. Dirigía laboratorios francos sobre salud sexual, pregonaba el control de la natalidad libre y el derecho al aborto y apoyaba la experimentación adolescente con el sexo.

Una sociedad libre y sana, pensaba, tenía que estar compuesta de individuos libres y sanos: gente sexualmente sana y orgásmicamente potente. Semejante utopía erótica requería condiciones económicas y laborales que permitieran tener tiempo libre y condiciones de vida favorables a una sexualidad libre de presiones (un tema sobre el que la teoría marxista convencional no tiene mucho que decir).

Lo que significaba igualdad social y económica entre los géneros y el reemplazo del matrimonio por la "monogamia serial", de modo que cada miembro de la pareja pudiera buscar la vida sexual más satisfactoria.Reich llegó a la cima de su influencia europea en 1931, pero en un par de años todo le estalló en la cara.

Lo eyectaron de la Asociación Psicoanalítica Internacional por comunista; por esa época no estaba en términos muy amistosos con Freud —lo que Reich atribuía a la "gran insatisfacción genital" de Freud—, y el peso de Reich sobre los círculos del psicoanálisis oficial había mermado por completo. En 1934 fue expulsado del Partido Comunista Alemán (que Hitler, de todos modos, había suprimido en 1933) por freudiano y por distraer a la juventud comunista con sus interminables discusiones teóricas y prácticas sobre sexo.

En 1939 consiguió un lugar en el nuevo Instituto de Investigación Social de New York, refugio de muchos intelectuales echados de Europa por el nazismo. Su curso, "Aspectos biológicos de la formación de la personalidad", atrajo a los estudiantes que serían sus discípulos norteamericanos. Reich continuó su investigación y consiguió aislar el orgón: puso sus muestras de bions en cajas hechas de metal, para contener la radiación orgónica, y cubiertas de madera, para aislarlas de la interferencia orgónica exterior. El final de la experiencia orgónica ya lo conocemos.

Direcciones de interés:
Public Orgonomic Research Exchange
FBI Documents regarding Dr. Wilhelm Reich
:Wilhelm Reich Museum

Vuelta a la Revolución sexual
ETXERA /HOME. El Horror de nacer en un país católico


Pintura de W. Reich

Influencia de Reich

Reich murió cuando su influencia en la cultura norteamericana estaba en su apogeo. En los años ‘50, las ideas de Freud estaban de moda, y muchos intelectuales, frustrados por el conformismo social imperante, se acercaron a las primeras posiciones psicoanalíticas de Reich. Fue a través de esos escritores como su trabajo accedió a un público más amplio. Es más: su obra parece recorrer sigilosamente toda la proto-contracultura de los ‘50. Paul Goodman, el novelista y crítico anarquista que más tarde, en la contracultura de los ‘60, se haría célebre gracias a la publicación de Growing Up Absurd (1960), se sometió a una terapia reichiana y se convirtió en un propagandista de la obra sociopolítica de Reich, a quien consagró héroe del anarcosindicalismo y campeón del retorno del hombre a su estado natural de inocencia. William Steig, cuyos dibujos siguen apareciendo en The New Yorker, fue amigo de Reich e ilustró algunas de sus obras. Incluso un crítico lúcido como Irving Howe quedó fascinado por el intento de Reich de acercar al freudismo al marxismo, y particularmente por la idea de que la necesidad del individuo de reprimir su propio deseo sexual era la clave de la atracción ejercida por el fascismo. A fines de los ‘40, el narrador Isaac Rosenfeld convenció a su amigo Saul Bellow de hacer terapia reichiana. Para Bellow fue una experiencia esquizoide, a la vez liberadora e invalidante, celebratoria y traumática, que alimentaría gran parte de su ficción en los años siguientes. Henderson el Rey de la lluvia (1959), por ejemplo, es de cabo a rabo una alegoría (y una sátira) de la terapia reichiana: Dahfu, el brujo africano, desmantela metódicamente las defensas de Henderson, un norteamericano de viaje por Africa. En el clímax del libro, Dahfu yace agonizante y Henderson está herido, golpeado, indefenso y a merced de un león africano famélico. Del mismo modo, Carpe diem (1956) se centra en un desventurado protagonista —llamado significativamente Tommy Wilhelm— que tira compulsivamente por la borda la personalidad-coraza que fue su protección y su cárcel. Él también termina quebrado y llorando, aunque más fiel a sí mismo que antes.